LAMBERTO LUNA PLATA 1934 |
La actual vida institucional de
la república, y particularmente la del Estado de Nayarit, no puede comprenderse
sin un análisis previo de los personajes que en algún grado contribuyeron y
participaron directamente en la reconstrucción y consolidación de las
instituciones oficiales luego de la perturbación del orden social a lo largo de
casi dos décadas, entre los años 1911 y 1929, consecuencia de la revolución
violenta de 1910. Lamberto Luna Plata nacido en Compostela, Territorio de
Tepic, actualmente estado de Nayarit, vivió de 1900 a 1985, y durante su
multifacética carrera política contribuyó en buena medida a hacer posible el
proceso de consolidación de las instituciones sociales en la primera mitad del
siglo XX, e incluso, en los años posteriores. De 1933 hasta 1937, en el
ejercicio que corresponde a la V Legislatura de la Cámara de Diputados del Estado
de Nayarit, ejerció el cargo de Diputado Local por el distrito de Compostela, etapa
en la cual logró fortalecer y consolidar su propia carrera política, al tiempo que
contribuir al progreso institucional de la entidad, particularmente en la
definición del programa de Reforma Agraria y la institucionalización del
sindicalismo impulsados por el Presidente Lázaro Cárdenas.
Su lucha social y
compromiso político con las causas de la Revolución mexicana, sin embargo
surgió muchos años antes de ser electo diputado local, en
1926 estuvo al frente, de manera provisional, de la Presidencia Municipal de
Compostela y en 1927 se desarrolló como Regidor en esa misma municipalidad. En
1929 ya radicado en Tepic, se desarrolló como Regidor durante la alcaldía del
Ing. Aurelio Guerrero Hijar (1919-1930), en donde al ocaso del capitulo de la “Guerra Cristera” protagonizó un papel
de intermediario y negociador entre representantes religiosos y la
administración municipal, facilitando el camino para lograr, entre otras cosas,
la apertura de muchos templos católicos ubicados en Tepic.
Dentro de su biografía política, poco
estudiada hasta antes de 1933, en la década de los años veinte, igualmente
encontramos muchos aspectos interesantes e intervenciones trascendentales que
lo vinculan a los movimientos políticos y sociales, y luchas armadas que
definieron el curso de la historia local. A principios de 1924 durante la “Asonada
Delahuertista” en Compostela, combatió en contra de las tropas insurgentes que
a nivel nacional dirigió el Ex-Presidente de la República Adolfo de la Huerta,
en su intento por retomar el poder presidencial, años después, en 1927 participaría
también junto con otros lideres como Ricardo Velarde, Bernardo M. de León y los
hermanos Pedro Exiquio y Enrique Gregorio Elías Salazar en la fundación de la
Liga Central de Partidos Socialistas del Estado de Nayarit un organismo que
funcionó como partido político local y encabezó la oposición al Gobierno
provisional del Gral. Esteban Baca Calderón durante los años 1928 y 1929. Es
precisamente por este conducto, que se integra a formar parte de los trabajos
de la Convención Nacional Constitutiva del Partido Nacional Revolucionario
(PNR), celebrada en la ciudad de Querétaro en marzo de 1929, a convocatoria del
Gral. Plutarco Elías Calles, luego del asesinato del también General Álvaro
Obregón, ya que bien se ha podido documentar, a dicha convención fundacional
asistieron dos delegaciones por el estado de Nayarit, la correspondiente a la
Liga Central de Partidos Socialistas, encabezada por Ricardo Velarde Osuna, y
la del denominado Partido Revolucionario Nayarita, conducida por Evaristo Lerma
Ríos.
Fundado el PNR en marzo de 1929 y con el fin de la era de caudillos
revolucionarios en el poder, la república completa entró en una nueva y
acelerada fase de institucionalización, en este sentido, el programa ideológico
de la Revolución mexicana en gran medida se logró poner en marcha, un esfuerzo,
sin embargo, que requirió de la asistencia y colaboración de un número
significativo de lideres revolucionarios locales. En el Estado de Nayarit, a
comienzos de la década de los años treinta, paralelamente a los acontecimientos
nacionales, se fraguaba ya el ascenso al poder de un nuevo y enérgico grupo que
se había venido consolidando en torno a la figura del entonces Diputado Federal
Guillermo Flores Muñoz (1932-1934), que encontró como principal fuente de poder
al Presidente de la República Gral. Abelardo L. Rodríguez (1932-1934). Es este
grupo el que impulsa la candidatura al Gobierno del Estado de Nayarit a
Francisco Parra Ortiz, resultando electo por encima del Gral. Esteban Baca
Calderón, en la Elección Constitucional local del 05 de noviembre de 1933, para
un período de cuatro años, del primero de enero de 1934 al 31 de diciembre de
1937. Con la homologación en el espacio y tiempo de los gobiernos de Francisco
Parra en Nayarit (1934-1937), y de Lázaro Cárdenas (1934-1940) en toda la
República, se logró en ambos niveles de gobierno, lo que hasta para ese
entonces había sido prácticamente imposible desde la fase violenta de la
Revolución mexicana: estabilidad política, curso a las demandas de los sectores
populares y la aplicación de los lineamientos establecidos por la Constitución
Política de 1917.
La
labor política y social de Lamberto Luna Plata se intensifica en este episodio
transformador del México posrevolucionario. Las diversas tareas que
comprendieron su función como Diputado Local (1933-1937), lo proyectaron y le
otorgaron el reconocimiento de ser un líder tenaz y comprometido en el proceso
de la reforma agraria y en la configuración del movimiento obrero-sindical en
el estado. Al tiempo de fungir como diputado, en 1934 accedió al cargo de
Gobernador Constitucional Interino en dos ocasiones: la primera, del 28 de
julio al 13 de agosto (Decreto 1216); y la segunda, del 22 de noviembre al 22
de diciembre (Decreto 1306). Asimismo, se convirtió en Secretario General de la
Liga de Comunidades Agrarias y Sindicatos Campesinos (1934-1935), antes de afiliarse
a la Confederación Nacional Campesina (CNC) promovida por Cárdenas. Fue
Presidente del Comité Directivo Estatal del Partido Nacional Revolucionario
(1935-1936), y por espacio de algunos meses Presidente del Congreso del Estado.
Como diputado de la V Legislatura del Congreso del Estado de Nayarit, Lamberto
Luna Plata fue co-autor, entre otras leyes, de la Ley de Fraccionamiento de
Latifundios, de la Ley Sobre Establecimiento de la Deuda Agraria, de la Ley de
Reglamentación de Cultos, de la Ley de Protección a la Industria, de la Ley
Orgánica de Tribunales del Estado y de la Ley Sobre el Ejercicio de
Profesiones. Su polifacética trayectoria como diputado, líder gremial,
dirigente de partido e incluso gobernador interino, lo situaron como un actor
político y social de gran popularidad entre las organizaciones
obrero-campesinas. Durante su desempeño legislativo, Lamberto Luna Plata
impulsó la reforma agraria con mayor ahínco en su Distrito electoral,
circunscripción que abarcaba todo el municipio de San Pedro Lagunillas y
Compostela (en aquellos años el municipio comprendía también la superficie
terrestre del actual municipio vecino de Bahía de Banderas), consiguió dar
respuesta a sus electores coadyuvando en la resolución de la problemática
agraria: de 1934 a 1937, tan sólo para la región de Compostela se solucionaron
17 expedientes agrarios y se dotaron de 37,592 hectáreas, beneficiando a 1,519
campesinos, es decir, un 10 por ciento
del total de la superficie dotada durante todo el cuatrienio en la entidad.
Atendiendo
al llamado de Francisco Parra para iniciar una nueva causa que diera rumbo a
las garantías sociales de los ciudadanos, Lamberto Luna Plata se involucró
directamente en las tareas de organización del sector obrero, al paralelo de su
tarea en el sector agrario. En 1936, Lamberto junto con un nutrido grupo de
representantes sociales, apoyados por delegados enviados de la CTM desde la
ciudad de México, se movilizaron con entusiasmo y activaron la fundación de la
Federación de Trabajadores del Estado de Nayarit, para lo cual, en una primera
etapa, la tarea principal consistió en dar legalidad y reconocimiento pleno a
nuevas organizaciones de obreros, entre las cuales podemos identificar a la de
los obreros de “La Cigarrera de Tepic”, El Ingenio de Menchaca y la del Molino
de Nixtamal “La Paloma”, así como también la de los gremios de albañiles,
filarmónicos, mozos de hoteles, oficios varios y ordeñadores. Particularmente
en su distrito electoral, en Compostela, Lamberto respaldó la conformación de
las agrupaciones de talabarteros, cargadores, telegrafistas, panaderos,
lecheros, músicos y pescadores, aglutinando a varios cientos de trabajadores.
En el resto de la entidad, se sabe, promovió la fundación del Sindicato Rojo de Oficios Varios en Tecuala; la Sociedad
Cooperativa Abastecedora de Pan y Similares, el Sindicato Rojo de Albañiles y
Similares “Antonio R. Laureles” y la Sociedad Cooperativa de Carnes y Similares
“Confianza” en Acaponeta; el Sindicato de Obreras y Tabaqueras, la Unión de
Cargadores, Barqueros, Prenseros y Arpilladores y el Sindicato Mixto del Ramo
de Sastrería en Santiago Ixcuintla; así como el Sindicato Rojo Gremial de
Mineros “Benito Juárez” Mineral del Tigre en Huajicori; entre otros diversos
gremios de oficios y actividades económicas. Su permanente disposición en la
organización del sector obrero y en la conformación de sindicatos y gremios,
incluida la fundación de la Federación de Trabajadores del Estado de Nayarit
afiliada a la CTM, le valieron a Lamberto Luna Plata para ser considerado y
reconocido por muchos, como “El Padre del Sindicalismo en Nayarit”.
Durante sus años como legislador contribuyó junto con la administración estatal
a la fundación de un total de 88 sindicatos rojos de obreros, agrupando a un
total de 4,857 trabajadores, asegurando la protección y respeto de sus derechos
y el de sus familias.
Después de esta etapa donde se desarrolló como Diputado Local
contribuyendo de manera decisiva a la construcción de las instituciones locales,
la carrera de Lamberto Luna Plata se vio ensombrecida durante al segundo arribo
como Gobernador Constitucional del Gral. Juventino Espinosa Sánchez, de quien
fue un acérrimo opositor. A comienzos de 1938 fue exiliado del estado de
Nayarit, refugiándose en el anonimato en la ciudad de Guadalajara, Jalisco por
espacio de 4 años. En 1943, regresó a Nayarit para continuar participando de
una manera discreta en la organización de ejidatarios y comuneros que buscaban
fundar ejidos, así continuó hasta iniciar la década de los años cincuenta,
etapa en la cual al surgir a nivel nacional el movimiento político y social del
“Henriquismo” liderado por el General Coahuilense Miguel Henríquez Guzmán, se
incorpora como activista directo a dicho movimiento encabezando junto con el Ex
Gobernador Francisco Parra y el Ex Senador Evaristo Jiménez Valdez la oposición
al régimen en Nayarit. Luego del fracaso del “Henriquismo” en todo el país,
tras la derrota electoral del General Miguel Henríquez ante Adolfo Ruiz
Cortines en la elección de 1952, esta corriente política fue victima de una
persecución en todo el país, Lamberto Luna Plata al igual que muchos dirigentes
opositores al régimen político en turno sufrieron los estragos de esta difícil
situación, razón por la cual, de nueva cuenta fue desterrado de la entidad por
espacio de 8 años, desde el año de 1952 hasta finales de 1960, refugiándose en
la ciudad de Guadalajara bajo la protección del también líder militar
“Henriquista” Marcelino García Barragán.
Desde su regreso a Nayarit, al inicio de la
década de 1960, no volvió a ocupar puesto oficial alguno. Sus últimos años
transcurrieron figurando como una especie de consejero político informal que
orientó a nuevas generaciones de políticos dentro de su propio partido y como un
asesor de los sectores agrario y obrero. En el campo político, ya ubicado en el
quehacer de su edad adulta, simpatizó sinceramente con las reformas
democráticas impulsadas por Carlos Alberto Madrazo Becerra en la década de los
sesenta, y con la reforma política del ideólogo Jesús Reyes Heroles una década
más tarde, personajes que introdujeron a la vida pública conceptos que
insistían en ensanchar la participación ciudadana y la democratización de los
procesos de selección interna de candidatos.
Lamberto
Luna Plata mantuvo siempre viva la llama de la libertad como ideal supremo, las
luchas políticas que emprendió llevaron siempre impreso el sello del optimismo
y su esperanza sobre el gran futuro de México. Sin duda, no existe ningún
rincón del estado, de la costa, de los valles o de la sierra, donde no haya
llegado su rebelde voz y la de sus compañeros. Por último, considero que su
figura como luchador por las causas del pueblo no ha envejecido, y su ideario, a
30 años de su muerte y a 113 de su natalicio, contiene todavía muchas verdades
valiosas para ésta y la próxima generación.
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