miércoles, 30 de julio de 2014

La renovación de la Confederación Nacional Campesina: un análisis histórico y político.




“Que se llenen de trigo los graneros y que surja la ansiada redención”


                    ( Corrido agrarista de J. Cortázar)



Uno de los sectores más combativos y vigorosos del Partido Revolucionario Institucional lo es sin duda la Confederación Nacional Campesina. Tal y como lo señalan los estatutos del referido partido, junto con la Confederación de Trabajadores de México (C.T.M.) y la Confederación Nacional de Organizaciones Populares (C.N.O.P.), forman parte de los tres sectores que históricamente se han aglutinado en el seno del Revolucionario Institucional.

La C.N.C. en el país, surgida en agosto de 1935, al amparo del gobierno del presidente Lázaro Cárdenas (1934-1940), con el líder agrario Graciano Sánchez a la cabeza, buscó impulsar el proceso de reforma agraria en todo el país, lo que encerraba destruir el latifundio y el sistema inequitativo de haciendas, al tiempo que establecer como base de producción agrícola al ejido. Durante estos años, cabe señalar, la política agraria “Cardenista” logró transformar de manera profunda las relaciones de propiedad y producción en el campo mexicano. Las regiones en donde se logró con mayor éxito repartir la tierra fueron la zona algodonera de La Laguna, la de Los Mochis y El Mante, la del Valle de Mexicali, la de la Casa de Aguirre en Nayarit, la henequenera en Yucatán, la del Valle del Yaqui y las de Lombardía y Nueva Italia en Michoacán.

El conjunto de acciones agrarias realizadas por la política de Lázaro Cárdenas dieron como resultado la repartición de 18 millones de hectáreas que favorecieron a 1 millón de campesinos en todo el país. Para el caso concreto de Nayarit, entre 1934 y 1937, durante el gobierno de Francisco Parra Ortiz (1934-1937), con el sustento jurídico de la Ley de Fraccionamiento de Latifundios de mayo de 1934 (Decreto 1,186) y el actuar de lideres agrarios y políticos identificados con las tesis “Cardenistas” como Guillermo Flores Muñoz, Lamberto Luna Plata, Bernardo de León Moreno, José Andrés Tejeda, Eutimio F. Sánchez, Tomás López, entre otros, de acuerdo a datos oficiales, se lograron solucionar 162 expedientes agrarios y se dotaron 369,286.61 hectáreas para 162 poblados, beneficiando a un total de 18, 281 habitantes.

En la época “Cardenista”, la C.N.C. programó convertir al ejido en la institución económica de mayor importancia en la vida rural y luchar por la capacitación técnica de los trabajadores del campo. Así bien, durante los años que siguieron, a lo largo de la década de los cuarenta, por factores internos y externos como la promoción de la pequeña propiedad agraria y la Segunda Guerra Mundial, el sector impulsó el desarrollo de una agricultura comercial sostenida en la pequeña propiedad y abandonó gradualmente la agricultura campesina ejidal. El acelerado proceso de industrialización del país, a través del modelo de sustitución de importaciones, impuso un nuevo esquema de desarrollo en el campo, que resalta la aportación de la agricultura a la formación y consolidación de la industria. De 1934 hasta casi finalizar los años sesenta, la C.N.C. aliada al gobierno de la república, consiguió dar certidumbre al ritmo de desarrollo del campo mexicano y sus familias; por un lado, sostuvo un alto nivel de competitividad, y por otro, logró abastecer de alimentos baratos a la población, suministrar materias primas a la industria y captar divisas a través de la exportación de los productos agrícolas.

Al comienzo de los años setentas, podemos argumentar que se da inicio a la crisis del campo mexicano, lo que ha traído consigo una insatisfacción de la demanda interna de productos del campo, así como la capacidad de exportación de los productores nacionales. A lo largo de las últimas tres décadas del siglo XX, la C.N.C. ha venido luchado junto con un amplio número de lideres agrarios, organizaciones e instituciones públicas, por atenuar los efectos negativos de esta crisis, una lucha que se ha visto reflejada, en la expedición de diversas leyes, como la que creó la hoy extinta Secretaria de la Reforma Agraria y la Ley Federal de Aguas, y programas como el de Reforma Agraria Integral y de Desarrollo Rural Integral que regularon las condiciones sanitarias de los productos, dieron fortaleza al Consejo Nacional de Pueblos Indígenas y organizaron las Uniones Nacionales en ramas agrícola, ganadera y forestal.

Iniciado el siglo XXI y con ello, la era de gobiernos del Partido Acción Nacional a nivel federal (2000-2011), y una aplicación desigual del Tratado de Libre Comercio (TLCAN), los resultados de las políticas económicas del proyecto neoliberal ahondaron la crisis en el sector agrario de una manera significativa, el gobierno federal, al desviar sus intereses y recursos económicos a otros sectores como la vivienda, la infraestructura carretera y la “guerra” al narcotráfico, así como al capital especulativo, terminaron por sumir en el total abandono al campo mexicano, a tal grado de que hoy en día, se encuentra en riesgo la soberanía alimentaria del país, y ha marcado la pauta para el surgimiento y aumento de flagelos sociales como la migración, principalmente del sector juvenil, la pobreza extrema en zonas rurales y urbanas y el crimen organizado.     

La C.N.C. desde su fundación en 1935, hasta esta fecha, ha tenido los siguientes dirigentes: Graciano Sánchez, Gabriel Leyva Velázquez, Roberto Barrios, Manuel J. Gándara, Ferrer Galván, Lorenzo Azua Flores, Arturo Luna Lugo, Raymundo Rores Fuentes, Francisco Hernández y Hernández, Javier Rojo Gómez, Amador Hernández González, Augusto Gómez Villanueva, Alfredo V. Bonfil, Celestino Salcedo Monteon, Oscar Ramírez Mijares, Víctor Manuel Cervera Pacheco, Mario Hernández Posadas, Maximiliano Silerio Esparza, Héctor Hugo Olivares Ventura, Hugo Andrés Araujo de la Torre, Beatriz Paredes, Heladio Ramírez López, Cruz López Aguilar y Gerardo Sánchez García.

En la actualidad, los retos de la C.N.C. distan mucho de los trazados en los años de su fundación en la era del Gral. Lázaro Cárdenas, según indicadores que surgen de estudios académicos, por mencionar algunos, de las mas de 26 millones de personas que viven en el medio rural, 16.7 millones viven en situación de pobreza; no somos autosuficientes y compramos del extranjero el 79 % del arroz que consumimos, 93 % de oleaginosas, 58 % de trigo y 82% de maíz amarillo; el 74 % de la superficie agrícola es de temporal y solo el 26% cuenta con tecnología de riego; solo el 6 % de la Unidades de Producción Agropecuaria tienen acceso a crédito institucional; compramos del exterior el 77% de los fertilizantes y; actualmente estamos importando más de lo que exportamos en agro-alimentos con un saldo negativo de casi 5 mil millones de dólares.

Por todo lo anterior, y dada la precaria situación que prevalece en el campo mexicano, es que el pasado 5 de marzo, el Presidente de la República, Enrique Peña Nieto, anunció la “REFORMA PARA TRANSFORMAR AL CAMPO”, cuyas estrategias y metas van encaminadas principalmente, al fortalecimiento de los productores organizados, a garantizar precios más justos de comercialización, a la modernización de la infraestructura, al fortalecimiento de los mercados locales y nacionales, a la difusión de información estadística oportuna y a la creación de un Banco de Desarrollo con esquemas de financiamiento sencillo y apropiado para la actividad productiva. Entre otros muchos planteamientos que hoy en día se discuten desde diversos espacios y foros de consulta, la así también llamada “REFORMA PROFUNDA AL CAMPO”, desde nuestra óptica, parece ser, una de las más ambiciosas y prometedoras desde los años de Lázaro Cárdenas, ya que plantea un rediseño institucional y una nueva forma de entender y atender al sector agrario mexicano.

La Confederación Nacional Campesina, como se sabe, atraviesa en estos momentos por un proceso interno de renovación de su dirigencia, que coloca por primera vez en la historia a un nayarita como evidente sucesor del actual dirigente nacional, Gerardo Sánchez García. Las pautas que surgen del análisis de la carrera política de Manuel Humberto Cota Jiménez, actual candidato de unidad de la C.N.C., señalan que cuenta con un amplio perfil político para ocupar dicho cargo, los rasgos que han identificado su actuar social han sido el del respeto a las instituciones, la conciliación y la inclusión de las expresiones históricas que convergen en el seno del Partido Revolucionario Institucional. En este sentido cabe destacar las diversas responsabilidades públicas que ha ocupado: fue regidor del Ayuntamiento de Tepic (1999-2002), Diputado Local (2002-2005), Presidente Municipal de Tepic (2005-2008), Diputado Federal (2009-2012), Presidente del Comité Directivo Estatal del PRI en Nayarit (2011) y, actualmente, Senador de la República, ocupando también, la Presidencia de la Comisión de Agricultura y Ganadería (2012-2018).

La dirigencia nacional de la C.N.C. que asumirá el Senador Manuel Cota el próximo 28 de agosto, sin duda alguna lo sitúa entre los pocos personajes políticos locales que a lo largo de la historia de México han figurado en la escena política nacional, como por ejemplo, Guillermo Flores Muñoz quien siendo Senador por Nayarit logró en la década de los años treinta ser Secretario Tesorero del Comité Ejecutivo Nacional del entonces Partido Nacional Revolucionario y uno de los operadores de la sucesión presidencial entre Abelardo L. Rodríguez y Lázaro Cárdenas, su hermano Gilberto Flores Muñoz quien ocupó durante el sexenio del presidente Adolfo Ruiz Cortines la Secretaria de Agricultura y figuró como pre-candidato a la Presidencia de la República, Emilio M. González Parra que ocupó la Presidencia del Senado de la República y Celso Humberto Delgado Ramírez quien ejerció la Presidencia de la Cámara de Diputados, la titularidad de la Secretaria Técnica del Consejo Político Nacional del PRI y diversas embajadas como las de Cuba, Egipto, Argelia y Argentina.

Como se ha expuesto a lo largo de este articulo, los retos actuales del campo mexicano obligan una mayor atención por parte del gobierno mexicano. Ciertamente, el arribo de Manuel Humberto Cota Jiménez a la dirigencia nacional de la C.N.C. se conecta claramente con las tareas inmediatas de la “REFORMA AL CAMPO” impulsada por el presidente Enrique Peña Nieto, en donde el sector agrario del PRI, sin duda, jugará un papel determinante para la concertación de acuerdos entre la clase campesina, legisladores y organizaciones rurales a lo largo de todo el país. Como bien lo ha señalado el propio Cota Jiménez, “para el agro nacional no hay mañana”, luego entonces, los acuerdos se construyen día con día, la circunstancia actual requiere soluciones efectivas e inmediatas. Él, junto con todos los actores políticos y sociales involucrados en la reforma del sector, tal vez, sabrán dar respuestas y pagar con ello una deuda histórica con el campesino mexicano y los mártires del agrarismo que pusieron la sangre. 

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